Se priorizó la compra definitiva de este terreno para permanecer en el mismo sitio que los acogía desde 1911, pero las condiciones de los propietarios fueron inaceptables y el monto pedido era impagable, con lo cual quedó firmada la sentencia de desalojo. La idea era quedarse en Avellaneda centro. Los hinchas tricolores entraron y alentaron al Diablo con ellos, ya que jugaban contra el Manya que es el clásico de Nacional.