Ahora trabaja como mozo de almacén en un lugar perdido de Serbia y recuerda como una pesadilla la única vez que un campo coreó su nombre. Ya nadie se lo tomó en serio y un central objeto de mofa es tan inservible como un ejército de cartón-piedra. En la zona central de la prenda, el club imprimió el himno del equipo. “Así funciona el negocio del fútbol”, compartía el usuario de Twitter @nairdadrian7.