Sobre la segunda camiseta poco que decir. Con camisetas gruesas, abiertas por el cuello y confeccionadas con telas poco confortables para la práctica deportiva, los jugadores, en campos de barro abarrotados, pateaban balones con botas de cuero de verdad que pesaban mucho más de lo que hoy se puede encontrar en marcas deportivas conocidas como Nike. Para muchos de la vieja escuela del fútbol esto era un crimen, sin embargo muchos vieron el juego como una gran oportunidad.